martes, 9 de octubre de 2012

17 días, eso es lo que llevo aquí, tiempo suficiente para enamorarme del país y para aburrirme soberanamente. Cuando llegué estaba cargada de emociones, de sensaciones y con nervios por toda una nueva vida que se me abría y quería aprovechar a toda costa.
La primera dificultad y la más importante no se hizo esperar, el idioma, no es que no entienda algo o que me pueda lanzar a inventármelo (cosa normal en mi) sino que no me entero de nada y por mucho empeño que le ponga la cosa no va mucho mejor.
Con ganas me lancé los primeros días a conquistar la cuidad, cascos puestos, música bien alta y kilómetros andando. Estaba emocionada, era como estar en una peli donde la chica guay va por sitios geniales y todo es maravilloso. Un par de días así son geniales. Da igual no enterarte de nada porque todo es alegría y buen humor. Humor que hoy todavía no desapareció, pero que después de andar y andar, hacer lo mismo todos los días cansa. Me queda mucho por descubrir aun pero cada vez me cuesta más ir a investigar.
Poco a poco empiezo a entender palabras sueltas y sigo a la espera de encontrar profesora, espera que cubro por mi cuenta preguntando aquí y allá. A pesar de todo esta aventura está siendo muy positiva. Dicen que la gente de aquí es desconfiada y nada amable, cosa que por suerte yo no estoy experimentando. Nada más llegar a mi maravillosa casa viene el vecino a presentarse y a darnos la bienvenida. A los 3 días seríamos nosotros los que iríamos a su casa a pedirle que me cambie el teléfono nuevo al inglés, en polaco es la leche. y dos días más tarde aparece en nuestra puerta con cerveza, pasa con nosotros un rato y nos invita a una fiesta donde va a pinchar (encima es dj, esto cada vez me gusta más), si eso no es amabilidad...unos días más tarde aparece otro vecino para conocernos, este pincha hip hop (ahora sí que me enamoro de esta comunidad).
En una semana tenemos ya amiguetes en el edificio, una fiesta en la agenda y un restaurante español donde nos tratan como en casa ( a mi me están enseñando polaco). Esto de momento solo puede hablar bien de los polacos, pero ahora viene lo mejor. ¿que caseros en España te invitan a una casa rural por tener que hacer obras en el baño? pues sí, aquí lo hacen, o por lo menos, los míos. Llegamos 3 días después por trabajo pero ahí nos estaban esperando con una gran sonrisa. El lugar es de ensueño, un pueblo dormitorio rodeado de campo, flores y casas de película. Nuestra habitación es preciosa con un balcón con una vista de postal. Tras dar un paseo nos invitan a café. al entrar huele a pastel en el horno. El café nos lo sirven con palmeritas y pasteles de chocolate, luego sacan la tarta de manzana recién hecha que acompañamos con un licor dulce hecho por ella misma. Al rato nos ofrece cerveza (que aquí son de medio litro) y hablamos un rato como podemos, ella habla un poco español y nosotros algo de polaco, bueno, yo nada :( Cuando llega el marido de trabajar se une a nosotros, más cerveza y muchas risas ya que él no habla nada de nada de español pero el comenta igual. De repente saca vodka para que lo probemos y pone unas copillas. Cuando le comentamos que yo soy más de vino (ya que quería poner otra ronda) saca un vino hecho por el, parecido al oporto pero más suave, pues ala a beber. Ya con la alegría decide mostrarnos otro vodak, en este caso es uno especial, el que se bebe en momentos especiales, pero ese se bebe a chupitos. Yo lo probé pero seguí con vino, ellos no, le dieron buena cuenta a la botella que dejaron a medias. Por cierto, la botella de vino nos la regalaron.
A la mañana siguiente nos invitaron a desayunar, madre mía lo que come esta gente por la mañana. Pavo, queso, huevos cocidos con mayonesa, pimientos cultivados por ellos, mantequilla con tostadas, tomate, dos clases de pan, palmeritas y café. Nada mal. Lo mejor, cuando aun con café en la taza nos saca cerveza ( aquí es normal beber por la mañana parece ser, lo que me hacía falta a mi ajjaj). Después de todo esto y acompañados por el marido vamos de paseo por el pueblo y a ver un parque con patos, es enorme y precioso. Las hojas amarillas por el suelo, un aire que empieza a ser frío, toda una arboleda que cruza el pueblo. Es maravilloso, es una sensación preciosa, estás en un cuento, en una peli romántica. Realmente son momentos muy felices. La conversación es divertida, lo que tenemos que hacer para entendernos...hoy falta ella que es la que traduce un poco en ambos lados, pero da igual, poco a poco lo conseguimos, al final el lenguaje corporal es para todos igual.
Al llegar nos encontramos la mesa puesta y la comida preparada, luego una buena siesta y de vuelta a casita contentos, descansados y con vino y pimientos de regalo. si eso no es hospitalidad yo no sé...
Volvemos a empezar una semana, con muchas horas por delante y nada que hacer, eso es lo único que me empieza a desesperar, necesito empezar a trabajar, aunque de momento está complicado.
Con todo esto, sigo feliz y con buen humor!!

1 comentario:

  1. Fabulosa tu experiencia!! Aprende pronto el idioma y así podrás enseñar español!!
    Espero que puedas ser de inspiración y ayudar a los españoles en Polonia o a los que piensan ir allí!
    Un besazo y ánimo!

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