Prometí volver pronto y he tardado más de un mes, eso significa que sigo atareada, eso es muy bueno. Por fin conseguimos ir a hacer snow, el camino hasta la pista era precioso, porque los dos carriles de la carretera se quedaron en uno flanqueado por dos paredes de nieve. Era como atravesar una cueva pero sin el techo, la furgoneta pasaba justita del todo. La verdad, precioso!! Hasta paramos por el camino para tirarnos en una placa de hielo que resultó ser nieve y nos hundimos hasta la cintura, muy divertido. Una vez en la pista bebimos una cervecilla, comimos unos perritos y a deslizarnos por la nieve!! sí, yo me deslicé demasiado, nunca había cogido un remolque de percha y resultó muy complicado. Tienen narices que mi problema no sea el snow, sino cómo subir la montaña jajaja en fin, me lo pasé muy bien y recordé lo que me gusta la tabla. Al terminar había un fueguito en unos ladrillos, compramos una salchicha y la clavamos a unos hierros para calentarlas al fuego, era como en las pelis, esa parte me encantó. Fue un gran día, llevábamos años planeando eso y por una razón u otra nunca podíamos ir, lo aprovechamos al máximo.
En semana santa, Yey se cogió libre el viernes, nos levantamos, abrimos el mapa y...vamos a Berlín!! dicho y hecho, cogimos un coche, maleta y allá fuimos. Nos llevó nueve horas gracias a las maravillosas carreteras polacas, pero íbamos animados así que no se hizo tan largo. Fueron dos días de andar, ver y no parar. Allí estuvimos con Dani, Pilu y Rafa, quedábamos con ellos para comer o cenar, pero el resto del día estábamos solos. Fue agotador, pero disfrutamos mucho, sobretodo Yey pudo desconectar y relajarse. Salimos una noche y, como no, estando en la capital del techno fuimos a un garito a bailar, digo garito porque no era ni discoteca ni pub, así que lo dejo indefinido. La verdad es que nos gustó mucho, antes nos mandaron a la discoteca de moda que resultó ser horrorosa, pero el radar de los chicos nos descubrió el Circo Suicide y bailamos un rato al son de los platos jajaja. Echaba de menos estas escapadas locas pero tan interesantes. Cuando volvimos a Lublin estábamos agotados pero felices ( como diría mi madre, jodidos pero contentos) La ciudad nos gustó mucho, mi niña tenía razón ya que ella nos lo aconsejó (gracias!!) estaba lleno de Españoles, parecía que estábamos en casa jaja hasta echamos de menos el polaco...
El resto de nuestra vida sigue igual, Yey trabaja mucho, demasiado y yo sigo con las clases, en sexy dance al final hay dos grupos, así que estoy muy contenta. Las tardes son geniales, quedo con mis brujas para tomar una piwo (cerveza) y charlamos un rato. Gracias a ellas no caigo en el aburrimiento y, la verdad, me siento muy cuidada, somos una pequeña familia y me gusta mucho, me alegra mucho compartir con ellas esta experiencia, porque desde que las conozco todo es más interesante. La semana es para nosotras y el fin de semana se lo dedicamos a nuestros chicos.
Poco más hay que contar, como dije la última vez, la vida empieza a tener su rutina así que cada vez hay menos novedades que contar. Como siempre, sigo feliz, alegre y contenta en esta vida polaca. un beso!!